Figurativo en sus inicios, Pedro Rodríguez, pintor de Moguer (Huelva), recaló más tarde en una abstracción punzada de lirismo, para evolucionar de nuevo hacia un realismo semimágico. Sus paisajes y naturalezas muertas se funden -no se confunden- en planos de colores armónicos, ricos en veladuras, caleidoscópicos y sugestivos, reveladores de un claro concepto del equilibrio y el buen gusto.
Su primera exposición individual data 1971, en el Banco
Bilbao de Huelva, a la que siguieron más de una veintena en destacadas salas de
todo el territorio nacional, como las de las galerías Altex (Madrid), Álvaro y
Margarita Albarrán (Sevilla), Avima (Alicante) y Museo de Bellas Artes de
Huelva.
Fuentes:
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